En este blog se presentan fragmentos originales de los libros que leí. No vierto aquí mis opiniones personales pues considero más efectivo que el mismo autor se encargue de seducirte con sus propias palabras.

domingo, 4 de enero de 2015

Negrura - Virgilio Rodríguez Macal

Falta le hacía la filosofía, pero una filosofía tranquila, mansa, y no la atribulada congoja de su alma, cuya filosofía era tétrica.



Un “jeep” pasó raudo, masticando con las llantas el asfalto empapado.



Las horas de la madrugada se fueron tan lentas como el humo de infinidad de cigarrillos.



...la eterna manía de su cerebro de hurgar cuanta minucia podía captar, iba analizando todo aquello...



Alguna pareja borracha salía abrazada y tenía un verdadero rompecabezas para encontrar la puerta. Iban a completar su fiesta en algún quejumbroso e inmundo camastro.




-¿Qué te ha sucedido, Marcus, que has callado de pronto?
-Nada, hombre, nada. Hemos conversado tanto queun descanso me venía bien. Además, es muy corriente que de pronto le entren a uno deseos de pensar solamente. ¿No te sucede a tí, sobre todo, después de una conversación initerrumpida?
-¡Hombre! A mí me sucede siempre. Siempre estoy pensando y cavilando y removiéndome por dentro como una batidora. Esa es mi tragedia, pensar y pensar siempre. Si uno pudiera tener algo mecánico en el organismo, por ejemplo, un botón, algo así como un conmutador eléctrico en cierta parte del cuerpo que al hacerlo girar le pusiera a uno la mente en blanco, creo que seríamos los seres más perfectos del mundo. ¡Ah!, el pensamiento, querido Marcus. Eso es lo que pierde al hombre, el verse compelido a pensar, pensar y pensar. Yo, por mi parte, te aseguro que mantendría mi mente en blanco siempre, por medio de ese milagroso conmutador, y no lo movería de esa posición, sino en las horas de trabajo. Sería ideal, ¿no crees?



A él no le cabía la menor duda de que la humanidad no tenía remedio. Mientras existiese el hombre sobre la faz de la tierra, no habría paz en ella. Era la condición humana...



Parecía caminar siempre mecánicamente, con la vista fija en otra parte muy lejana, y desde luego, con el pensamiento metido dentro de su propia alma.



Hubo un silencio que se tragó dos minutos.



Estoy seguro que todos los que estuvimos en la guerra estamos viejos, no tanto exterior como internamente.



...muchos hay que tienen el alma untada de negro.



Así, entre dormido y despierto, transcurrió la noche larga, estirada...



Quizá esto se debía a la costumbre de andar como un autómata, cual si su cabeza perteneciera a otro cuerpo.



“No viejo, no soy casado ni me casaré nunca. Las mujeres son peligrosas. No hacen sino entristecernos el alma... Si no las quieres, pues te fastidian y estás al lado de ellas forcivoluntariamente, deseando que llegue la hora de dejarlas en casa en irte por tu cuenta a donde te plazca; y si las quieres, peor, mil veces peor. No hay nada más malo que una mujer que se sabe querida y venerada. Es un ser egoísta e inconscientemente cruel. Si sabe que la quieres, que estás enamorado, ¡ay de tí! Abusa a más y mejor y hasta se permite compadecerte. Y de la compasión al desamor, no hay ni un milímetro. Entonces te parte el alma y te desquicia los nervios y echa a rodar por el suelo tu personalidad... Y si se cansa de ti y comienza a buscar otro cariño, te hace el ser más infeliz sobre la tierra."



Nadie puede solamente sufrir y sufrir sin interrupción alguna. Tiene que haber algún momento durante el día que no sea de dolor precisamente para darnos fuerza para seguir sufriendo después.



Cuando entra la noche, cuando el sol hace sus últimos esfuerzos para no dejarse vencer...



Y el amor apareja siempre sufrimiento, por ideal que sea...



...una de estas playas de moda, elegantes y abarrotadas de bañistas, donde el mar parece insuficiente para tantos.



Si bien es cierto que el pensamiento es una constante tortura humana, también lo es que nos sirve de mucho cuando se tiene espíritu y el suficiente valor para filosofar sobre todo lo que nos ocurre.



El hombre se ha destruído entre sí, desde que apareció en la corteza de la tierra, hasta nuestros días...




Un hombre cincuentón con unas gafas tan gruesas que las pupilas oscuras parecían dos moscas tras una vidriera.




Era el gran recurso del hombre, que le permite subsistir: el olvido.




...cuando estaba con ella no me hacía falta nada. Creo que esto es el amor, ¿no?



¡Ah, la gran tortura del pensamiento!... Cómo recordé tus palabras, cuando hablamos de lo feliz que seríamos si no pensásemos!



...la felicidad no es sino una palabra que existe solo en el diccionario.




Aquella intrincada madeja de nervios sobreexcitados...




Los espíritus todos son disimiles.




Pero él era espiritual. Allí estribaba su tragedia.




En realidad nunca ocurría nada, todo seguía como siempre.




No le vio más esa noche, corporalmente.



Fred pensaba en todo, como siempre. Se iban cayendo las hojas, aquellas hojas que uno, dos meses atrás, estaban rebosantes de clorofila... Ellas se iban y el árbol quedaría mustio, silencioso, sin brisas, aterido de frío y de espanto por algunos meses... Luego, las hojas volverían... ¿Serían las mismas que se habían ido?... ¡Quién sabe! Probablemente volvían a subir por los troncos, de una en una, y se colocaban de nuevo en sus primitivos sitios, para volver a brillar con la caricia del sol y a cantar con el soplo de la brisa... Luego, esperarían con terror el ulular del viento otoñal para irse de nuevo. Pero volverán, volverían... ¿Serían las mismas?... Quizás sí. Aunque las que se iban ya estaban doradas, marchitas, y las que regresaban eran tiernos vástagos brillantes, probablemente eran las mismas. Fred lo creía así. Las hojas tenían espíritu, porque cantaban, porque dormían, porque se encolerizaban, porque murmuraban. Y él tenía fe en que todo espíritu retorna, quizá sublimado por el dolor y el sufrimiento.



Nunca hay que menospreciar a un enemigo. El más chico puede ser mortal... Fíjate en los microbios.



Soy demasiado idealista, demasiado soñador... Llevo las cosas dentro y quisiera que lo que está fuera concordara siempre con lo que llevo dentro. Y esto no puede ser.



...quizá mi espíritu busque otras expansiones.



...estaba oscuro como tinta.




...el mar estaba plomizo e inquieto.







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